sábado, 19 de enero de 2013

Artículo: Orgulllo y Prejuicio: del papel a la pantalla


 
ORGULLO Y PREJUICIO: DEL LIBRO A LA PANTALLA
  De Almudena Romero 
 
Podemos entender la repercusión y la admiración que un escritor ha podido causar a generaciones de lectores desde la aparición del séptimo arte,  viendo en qué número sus obras han intentado trasladarse a la pequeña o gran pantalla. En el caso de Jane Austen queda más que patente este hecho ya que sus historias, que han encantado y seguirán haciéndolo a través del tiempo, también han servido de inspiración para la puesta en escena y posterior deleite de un público que deseaba poder dar forma a aquello que solo tenía cabida en su imaginación.
 
 Varias han sido las obras de Jane Austen adaptadas para el cine y la televisión, y coincidiendo con el 200 aniversario desde que escribiera una de sus novelas más queridas, Orgullo y prejuicio, aprovecharemos estas líneas para hablar de la que ya hace más de setenta años comenzó el salto de la palabra escrita a la escena.
 
 Orgullo y Prejuicio ha dado lugar a doce adaptaciones para televisión y dos para la gran pantalla hasta el momento, sin contar con las innumerables películas ‘inspiradas’ en la historia de Elizabeth Bennet y el Señor Darcy. De entre todas estas, puede que las más conocidas para el público actual sean la adaptación del año 1995 de la BBC para televisión, protagonizada por Jennifer Ehle y Colin Firth por un lado, y la película del año 2005, con Keira Knightley y Matthew MacFadyen como protagonistas por otro.



Si bien hay distintas opiniones sobre el grado de aproximación a los textos de ambas versiones, es indudable que su éxito de audiencia y taquilla atestiguan una vez más que el público desea fervientemente poder vivir por unos momentos conflictos humanos que hablan de pasiones y sentimientos que se hallan entre nosotros de forma atemporal.  Andrew Davies consigue con su miniserie hacernos sentir en una época distinta a la nuestra de forma tan amena y próxima, sin alejarse del texto original, que podemos llegar a entender cómo era esa sociedad hace dos siglos. Por otro lado, Joe Wright, que se centra en el romance con una visión muy particular del mismo aunque superficialmente, sin adentrarse en lo que subyace a la relación de los protagonistas, logra sin embargo hacer que el público sienta la desdicha de su protagonista y perciba la soledad del señor Darcy.



Sea cual sea la aproximación a Orgullo y Prejuicio no debe olvidarse que trata de relaciones personales, de desengaños y esperanzas, de una dura realidad atenuada por el ingenio y la capacidad de lucha y aceptación a un tiempo de sus personajes, en definitiva, de cómo la perseverancia y el arrepentimiento llevan a la consecución de los logros anhelados.
 

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